El balear se adjudica su octavo título consecutivo en Montecarlo tras derrotar en la final a Novak Djokovic, al que supera después de siete tropiezos seguidos y 511 días después
Mónaco es pequeño Principado que tiene rey sin haberlo buscado. Rafa Nadal es el propietario del Masters 1.000 de Montecarlo, un torneo que se empeña en renovar cada año sin importar el rival que se le ponga por delante. El domingo sumó su octavo título consecutivo y además lo hizo con el mérito añadido de acabar con Novak Djokovic, su 'bestia negra', en una hora y 18 minutos.
El tenista español, que en semifinales acabó con el francés Gilles Simon, se deshizo del número uno del mundo con la misma solvencia que mostraba antes que el serbio le comiera la moral con siete victorias en cadena en otras tantas finales. El resultado de 6-3 y 6-1 refleja la superioridad de Nadal en la primera cita del curso con la tierra batida.
Nadal cambio la dinámica frente al balcánico con un juego sólido que no encontró respuesta al otro lado de la pista. El balear aprovechó las dudas del rival para romper pronto el servicio y mantener su saque hasta apuntarse la primera manga.
